lunes, 25 de julio de 2016

¿Ya no?

Por qué preguntarme por qué

si no quiero la respuesta.
Es como un humo que sube
y cuestiona
y duda
y vacila
si salir o no salir
por temer qué encontrará
por miedo a no encontrar nada.



Pienso si vale la pena,

pensar si vale la pena.
Sentir la mente que oscila
y continúa el cuestionario
qué quiero y qué no quiero
por qué soy, por qué no soy.
Y que tras mil preguntas no hechas
quedan mil preguntas más.

¿Y si después de todo

no era tan importante?
¿Y si es sólo un arrebato
el querer yo saber por qué
quiero no saber qué quiero?