lunes, 4 de julio de 2016

Traspiés

Nunca supe caminar recto, seguir la línea imaginaria que sale de dentro de cerebro y llega hasta los pies y los conduce rectamente. Pero la rectitud de mi empeño se tuerce tan rápidamente a la que me viene a la cabeza que tengo que andar recto. 




¿Qué problema hay en andar torcido? nadie consigue que durante todo el camino sus pies cubran la distancia más corta en menos tiempo, ¿acaso van a ganar algún premio? Esto me lo dicen lo brazos que se mueven a lo loco, ellos que pretenden ser algo más que brazos, ser alas, esto es lo que desearían, ser alas para despegar el vuelo. Y los pies aferrados al suelo tratando de ir en línea recta no les ayudan. A lo mejor si los pies se movieran a lo loco y los brazos fueran en línea recta la cosa cambiaría. Una rectitud poco ortodoxa, no se si serviría, que los puristas del andar recto son muy quisquillosos.